JJROSALES

Ya es 2022 y el mundo aún no está preparado.   

Por Desireé Gutiérrez

Mientras la mayoría sigue intentando enterrar los recuerdos vívidos del desastroso año que transformó la “normalidad”, golpeó la economía mundial y sobre todo comenzó una pandemia que, a ya 2 años de distancia, sigue siendo una realidad extendida con la que de una u otra manera hemos llegado a este 2022.

Sin duda cada año nuevo se veía como un nuevo comienzo, fresco y sin miedos, pero desde hace varios meses aprendimos a no dar nada por sentado y estar mejor preparados ¿Para qué? Ya nunca lo sabremos por completo.

Es un hecho que las variantes, mutaciones y enfermedades seguirán llegando en oleadas, la medicina moderna y la ciencia hará lo suyo a la máxima potencia para responder de manera adecuada y pronta, sin embargo, mentiríamos si decimos que no nos preguntamos si siempre será suficiente.

La crisis climática cada año rebasa las estadísticas históricas, en heladas, incendios, sequías, huracanes, inundaciones y todo tipo de catástrofes “naturales”, y mentiríamos al decir que a muchos le importa verdaderamente lo que les sucede a esas comunidades que huyen de esas terribles condiciones climáticas.

La migración es un tema de conflicto y las estimaciones solo indican que las movilizaciones humanas serán aún más frecuentes y con masas más grandes. Los gobiernos se van hacia los extremos en diversas naciones alrededor del mundo y la única constante pareciera ser el dividir en bandos, colores, en ideas contrapuestas y sin posibilidad de razonar ni comprender la postura del otro.

Si bien, los las les que estamos hoy por hoy, somos genuinos sobrevivientes, la vida se ha vuelto tan surreal a la que teníamos hace unos años que no podemos quitarnos el mérito que seguir aquí.

Aunque las cosas se vean inciertas, hay maneras de estar al pendiente, de prepararnos para lo que viene, los gobiernos, la ciudadanía y las acciones colectivas que llevemos a cabo tendrán repercusiones positivas o negativas, así que escojámoslas con cuidado.

Creo que más que sentir que podemos empezar de nuevo este año, comencemos a verlo como un proyecto de cambio a largo plazo, como un año en donde nuestros hábitos y métodos de “supervivencia” sean sensatos; no necesitamos guardar latas de comida, ahorrar todo el dinero que tengamos, ni entrar en pánico, necesitamos ser conscientes de lo que sucede alrededor nuestro y de lo que nuestro mundo, sistema, ciudades y comunidades necesita. ¿Será difícil ponernos de acuerdo? Sin duda, pero nada mejor que un año nuevo para arreglarlo.

 

 

 

 

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