En fechas recientes, varias diputadas de la LXXV Legislatura de Michoacán hemos sido blanco de ataques mediáticos infundados por parte de la diputada Belinda Hurtado Marín, quien nos ha denigrado con calificativos y amenazas que van más allá de nuestra actividad legislativa y que invaden nuestra vida privada, a la que todos los ciudadanos tenemos derecho.
Nos acusa de “prácticas masculinizadas violentas”, con lo que se infiere que se refiere a que no somos femeninas, lo que implica un ataque de odio. Su amenaza es dar a conocer supuestas relaciones sentimentales de otras legisladoras, con lo que incurre en intromisiones a la vida privada con serios daños a la vida familiar.
Belinda Hurtado cae también en conflicto de intereses y nepotismo, al asumir la defensa de su hermana como funcionaria del Congreso del Estado, respecto a un supuesto incidente, con argumentaciones llenas de mentiras y medias verdades que no tendría por qué trascender a los medios de comunicación.
Llama la atención que, desde la coordinación de Comunicación Social del Congreso, se fomenten publicaciones a través de dos medios que, a diferencia de los demás, disfrutan del pago de convenios de manera ininterrumpida.
No soy gay, como lo sugiere la diputada Belinda y, si lo fuera, no tendría empacho en reconocerlo por mi respeto a la preferencia sexual de las personas. Me defino como feminista defensora de los derechos de las mujeres, entre ellos el derecho a la libre manifestación y una reconocida activista en favor de las víctimas del delito, convicciones absolutas que me impiden pedir que se le quite el trabajo a nadie, por lo que no he solicitado la renuncia de la directora de Protocolo.
Invito a la diputada Belinda Hurtado a que elevemos el nivel del debate y abordemos los temas legislativos que son de verdadero interés para los michoacanos, más allá de chismes intrascendentes, que denigran la labor que el pueblo nos confirió.