Por: Dr. Rogelio Díaz Ortiz
“Siempre será mejor revenir que lamentar” Voz popular
Hace más de cuarenta meses se anunció con bombo y platillo la
“descentralización” de las principales secretarias del gobierno federal,
lo cual solo ha quedado en discurso y buenas intenciones.
En el caso específico de Michoacán se informo que se instalarían en la
ciudad de Morelia las oficinas generales del Instituto Mexicano del
Seguro Social e incluso se designo como su director al Senador
Germán Martínez.
Hubo el “amago” de movimientos e incluso se hizo la “inauguración”
de oficinas en el edificio que ocupa el correo y telégrafo, pero después
silencio e incluso la renuncia del Senador Martínez.
A la llegada del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla se retomo el
tema y se hizo reiterativo mencionar que las instalaciones del IMSS
se edificarían en el terreno que ocupo por muchos años el Centro de
Readaptación Social, no falto quien afirmo que se ubicarían en el
edificio “desocupado” por el Hospital Civil de Morelia.
Se creó una comisión para la construcción de la sede del IMSS en la
que se incluyo a la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo e inicio un intenso cabildeo del Gobernador con los integrantes
del Congreso del Estado solicitando la desincorporación del terreno
anunciando que sería “aprovechado” como pago de la deuda
económica que el Gobierno tiene con el Instituto.
Finalmente, hace unos días el Congreso del Estado autorizo la sesión
del terreno que ocupo el desaparecido CERESO y dar inicio de los
tramites legales de escrituración en favor del IMSS.
Este hecho de inmediato fue interpretado de muy diferentes maneras,
algunos festinan que se cumplirá la promesa del ejecutivo federal,
otros afirman que es la mejor noticia en años por lo que se refiere a
reactivación económica ya que la construcción de las instalaciones
dará múltiples empleos y traerá cuantiosas inversiones.
Algunas voces han hecho un puntual llamado para que se considere
el impacto ambiental, de tránsito y vialidades, necesidades de
vivienda, espacios educativos, seguridad y demás servicios que
demandarán los más de diez mil trabajadores del IMSS que vendrán a
instalarse en la capital michoacana, en éxodo solo visto después del
terremoto de la Ciudad de México de 1985.
A lo anterior habrá de agregarse a los miles de beneficiarios del
Instituto que recurrentemente realizan tramites, de todo tipo, en las
oficinas generales y que ahora tendrán que trasladarse a Morelia para
llevarlos a cabo.
Vale la pena recordar que ante el estrepitoso fracaso del INSABI el
gobierno federal decidió trasladar sus “funciones” al programa “IMSS
Bienestar” sin menoscabo del anuncio de incorporación al Instituto de
miles de guatemaltecos que también demandarán de servicios y
atención.
Sin duda que habrá de agradecerse todo aquello que signifique la
recuperación de nuestra alicaída economía, es difícil asegurar que la
instalación en la capital michoacana de las oficinas de la dirección
general del IMSS nos daría la posibilidad de que clínicas y hospitales
ubicados en la geografía michoacana gocen de equipo, medicamentos
y personal necesario para la atención de la creciente demanda de
servicios en materia de salud, pero soñar no cuesta nada.
Es estratégico y vital que las autoridades se pongan a trabajar en
todo lo necesario para recibir, no solo la obra, sino todas las
responsabilidades vinculadas con la atención, en tiempo y forma, de
quienes en breve sumarán sus reclamos, al casi millón de habitantes
del Municipio de Morelia, que reclaman seguridad, vialidades, agua
potable, vivienda digna, recolección de basura, transporte público,
espacios educativos y todo aquello que les brinde sustentabilidad y
calidad de vida.
No hacerlo podría tener lamentables consecuencias para todos.