JJROSALES

Se trata de salvar vidas

Se trata de salvar vidas. ¿Entienden?

Por: Juan José Rosales Gallegos

Morelia, Michoacán 28 de diciembre 2020.- El texto no tiene ninguna intención de ensalzar o denostar a algún político o figura pública; tampoco lleva fines publicitarios o jiribilla con propaganda. Es, simplemente una reflexión frente a la tragedia.

Las decenas de intentos, los constantes llamados de las autoridades de todos los niveles a la conciencia de las personas para que se protejan y eviten la transmisión masiva del virus Sars Cov 2 han fracasado. El libre albedrío del llamado “pueblo bueno” les dicta lo contrario a lo que deben hacer para preservar la vida. El “prohibido prohibir” difundido por la máxima autoridad del país se entendió como una invitación al sacrificio masivo.

Cuando escribo, la Secretaría de Salud del estado informa que nos encontramos a un paso de la saturación total de hospitales con pacientes que presentan Infecciones Respiratorias Agudas Graves (Covid). Star Médica y el Hospital Ángeles, instituciones privadas que reciben este tipo de pacientes, están al 100%. El hospital del ISSSTE de Morelia a un 83%, el IMSS 69% y el hospital civil ya tienen ocupadas poco más de la mitad de las camas para los enfermos Covid graves.

Morelia es el epicentro de tragedia con casi 8 mil casos confirmados (multiplique por tres para acercarnos al número real) y los infectados crecerán de forma descomunal en próximos días. El impulso populista y populachero del gobierno municipal de la capital michoacana ha sido derrotado por la realidad. Al ser permisivos con las concentraciones masivas de personas, principalmente en tianguis callejeros y, bochornosos espectáculos como la instalación de puestos y juegos mecánicos en el Bosque Cuauhtémoc (el nimio cañafest), son responsables de las desgracias que enfrentamos y están por venir. Olvidaron que los muertos ya no votan.

¿Recuerda usted lo que pasó el 20 de abril del presente año? El gobierno de Michoacán emitió un decreto POR EL QUE SE DECLARA EL AISLAMIENTO OBLIGATORIO ANTE LA PANDEMIA DEL VIRUS SARS-COV2 (COVID-19). En el artículo 5 el decreto señala, “se deberá limitar o prohibir reuniones en la vía pública, así como reuniones de cualquier tipo, en lo general todo tipo de eventos públicos o privados que implique la agrupación de personas y en las que no se puedan aplicar las medidas sanitarias, principalmente de sana distancia, en lo particular eventos sociales, actividades físicas grupales en gimnasios o casas y reuniones laborales o similares”.

Desde el 20 de abril, por todos los medios, la autoridad estatal ha insistido en el uso del cubrebocas. El decreto citado tuvo vigencia hasta el 17 de mayo de la misma anualidad, lamentablemente no se mantuvo por más tiempo.

En el documento, que ahora adquiere relevancia histórica, de igual forma se estableció, “se les aplicará una sanción que va, desde una multa, hasta el aislamiento obligatorio, en uno de los diez centros, que se han instalado para estos fines, en todo el territorio del estado de Michoacán. La sanción incluye realizar trabajo social comunitario, que consiste en llevar apoyo alimentario a grupos vulnerables que están plenamente identificados; tareas para la elaboración de cubrebocas para los segmentos poblacionales de mayor riesgo, principalmente adultos mayores; y hacer limpieza en hospitales y centros de salud”.

Las “sanciones” a los infractores generó una andanada (injustificada) de críticas y señalamientos a la administración que encabeza Silvano Aureoles. Desde todos los frentes hubo ataques, burlas, amagues y la amenaza de tomar acciones legales en su contra. CIENTO VEINTIDOS MIL (122,000) muertos en México, más de DOS MIL SEISCIENTOS (2,600) en Michoacán, le otorgan la razón a la medida que en el mes de abril se tomó.

¿Qué hubiera pasado si el estado (todos los ámbitos y niveles) impusiera orden para preservar la vida?

¿Serían más de 120 mil personas muertas si en lugar de invitar a los abrazos se reprendiera a los necios?

Fomentar el uso masivo de cubrebocas es la mejor vacuna contra la enfermedad, pero en México, quien debería poner el ejemplo, dice que le recomiendan “no usarlo”.

Si en lugar de hacer política con la pandemia o usarla como propaganda de una transformación, el estado mexicano cumpliera con su obligación de preservar la vida a través de cualquier medio, no estaríamos envueltos por la muerte y la tragedia.

El orden, salva vidas.

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