Por Desireé Gutiérrez.
¿Revocación de mandato o estudio de mercado?
Es bastante curioso cómo un recurso de participación democrática como lo es la revocación de mandato, en lugar de que haya sido exigida por la ciudadanía fue en realidad promovida por el partido del presidente, digo si supiéramos que no es un partido donde se tiene un culto a la personalidad lo entenderíamos, pero sabiendo que recolectaron las firmas bajo lonas y carteles con el #QueSigaAMLO, podemos entender que lo que están haciendo no debería llamársele democracia sino un estudio de mercado patrocinado por el erario público para ubicar adeptos y preparar refuerzos rumbo al 2024.
Vámonos por partes.
La famosa idea de la revocación de mandato presidencial la propuso el Presidente al sentarse en la silla presidencial en el 2018, sin embargo, la ley federal de revocación de mandato que instauraría ese recurso para la ciudadanía quedaría emitida en 2021.
Muchas opiniones a favor y en contra rebotaron por los curules del congreso y por supuesto en redes sociales, mientras que el Instituto Nacional Electoral intentaba dar batalla para dar una postura que siempre apelara a favor de los derechos democráticos, pedir incansablemente que se establecieran de manera puntual las reglas que se crearían para hacer de la revocación un recurso ciudadano realista y hacer énfasis en las posibilidades que tenía su organismo autónomo de llevarla a cabo.
Pero del dicho al hecho siempre hay mucho trecho, y si bien en teoría López Obrador es el primer presidente que busca por iniciativa propia ser evaluado por el pueblo, el ejercicio de la consulta que se llevará acabo no fue pedida por los ciudadanos sino por los y las seguidoras de AMLO.
¿Juntaron las firmas?
De la ciudadanía… ¿Con miles de inconsistencias? También. En total ante el INE los simpatizantes de MORENA presentaron: 4,442 millones de firmas de las cuales se encontraron 990,189 irregularidades, como tener firmas de 17,833 de personas que ya estaban muertas e incluso se supo de varios casos donde se usaron los datos de las personas sin su consentimiento. Aun así y a pesar de todo, hoy que escribo esta columna, la Suprema Corte de Justicia definió la pregunta final que llevará la papeleta en la encuesta:
“¿Estás de acuerdo en que Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, ¿se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo?”
Empezando por el hecho de que para este ejercicio que de democrático pareciera tener poco fue y es sumamente necesario explicar a la gente lo que significa una revocación, término donde se cuelan los fieles para cambiar el enfoque y hacerles creer a muchos y muchas que en realidad esto se trata de darle el visto bueno al presidente. Si sabemos que AMLO tiene uno de los índices más altos de aprobación como mandatario,
¿Por qué su partido y seguidores creen necesario gastar millones en una consulta que si bien la contestan precisamente ellos y ellas les dará indudablemente ese mismo resultado?
Exacto, la intención de la consulta no es revocar el mandato, no se pidió con la intención democrática y de rendición de cuentas que amerita, sino para reafirmar a quienes siguen con “su causa”, su partido y su figura, contabilizar quiénes, cuántos y dónde siguen fieles, y de paso, las personas que voten que han perdido la “confianza” en el presidente, también serán fichadas numéricamente en un esquema para conocer cuántas personas, ciudades y colonias siempre han tenido o se han ido ganando los neoliberales de “oposición”.
Se necesita ser demasiado iluso para no darnos cuenta de que si esta consulta popular, no fue pedida por la ciudadanía, mucho menos por la oposición, y se lograron las firmas en manos del partido en el poder, es sin duda una simulación democrática para beneficio político y electoral del oficialismo.
Para realizar cualquier campaña de manera exitosa, se necesita planeación, modelar datos y cifras para redoblar esfuerzos en aquellas zonas donde se anda tambaleando la estructura de fieles, esas encuestas de sondeo siempre las han hecho todos los partidos por igual, sin embargo, la 4T, si fue muy distinta en sus formas al tener el descaro de utilizar recursos públicos, duplicarle el trabajo a un organismo autónomo ya con presupuesto recortado y utilizar como excusa el concepto de democracia para sacarle provecho a lo que queda de este sexenio para adueñarse del próximo.
By: Desireé Gutiérrez