Morelia, Michoacán. “Sólo pido que me regresen a mi hijo con vida”, es lo que clama la señora Laura Valle, madre de Oliver, quien tiene seis días sin ver a su hijo, un joven muy amiguero, que se granjeaba las amistades y era muy leal.
Su mamá participó en el programa Día por Día que conduce Fay Cortés en Radiotele, en donde narró lo que fueron las últimas horas al lado de su hijo, con quien tenían preparada una tarde muy normal, aunque de fin de semana.
“Nos bajamos a desayunar, estábamos contentos, él ya había organizado el día para irnos después de que recurriera con la compañerita que lo había citado. Se regresaría para irnos a comer, la salida no era fuera de Morelia”, recuerda.
La última vez que se supo de él según la alerta de localización fue en San Juanito Itzícuaro. Acudió primero al Estadio Morelos, y después se desplazó al último domicilio del que se tuvo conocimiento. No hay más rastro de Oliver Cuadra Valle.
“Él regresaría a la casa para arreglarnos –iba de pants- para irnos a comer, y no queríamos regresar tan temprano”, expone la señora, quien defiende con certeza de que su hijo no se fue a otro lugar, o de fiesta. Sus planes eran otros.
Se salieron de casa antes de las 11 de la mañana, y dejó de tener contacto con él minutos antes de las 2 de la tarde, hasta que nuevamente a las 4 de la tarde le envió más mensajes, y uno de ellos era para preguntarle qué comerían.
“Él me respondió que pizza, y lo hizo porque sabe que no soy tan afecta de pizza”, comparte el recuerdo la señora Laura, quien comenzó a sospechar que las cosas no marchaban bien. Se arrepiente de no haber ido hasta donde él estaba en ese momento.
“Me di a la tarea de irlo a buscar, donde me aparecía su ubicación. Llegué al lugar, pero se borró la ubicación. Después acudí al 911 a presentar la denuncia telefónica, como a las 10 de la noche, pero me pidieron que presentara la denuncia ante la Fiscalía”.
Lo que siguió fue que acudió ante el ministerio público, y poco después de las 5 de la mañana regresó a casa. Su lucha no paró, pues siguió enviándole mensajes a su hijo, pero ya no había comunicación. Sólo le llegaba una palomita –no los recibía-.
Lo peor comenzaba. Después llegó la Fiscalía, el domingo, a las 2 de la tarde aproximadamente “y acudió una señorita, y me dijo que no podía dar ninguna información, aunque sí me comentó que quizá andaba de fiesta”.
Pero no. La señora Laura conoce a su hijo, y sabe que no iba de fiesta. Incluso, confiesa que para eso, se tuvo que haber regresado y bañado para, según su estilo, estar en condiciones de irse de fiesta, como cualquier otro joven.
Él tomaba medicamento, y cada que ingería alcohol, tenía que suspenderlo. “No le hagan daño, él necesita medicamento, déjenlo vivir”, clama la señora Laura, quien ofrece no pedir nada contra nadie, sólo quiere a Oliver de regreso.
Ve insensibilidad de muchas personas, y cree que se busca más a una joven (mujer) que a un muchacho. “Yo no voy a pedir nada contra nadie, pero quiero a mi hijo de regreso”.