Todos hablan de política, de acomodos y reacomodos; de con quien se juntan y a quien rechazan. Los grillos irresponsables quieren adelantar los tiempos y pegar el albazo, buscan una candidatura impulsados por la ambición personal. Los moderados se enfocan a construir una propuesta, entienden el momento y tejen alianzas, verdadero soporte de una novedosa oferta que interese a la mayoría del país.
Las opiniones, análisis y expresiones van y vienen, de un lado a otro; se contonean seductoras, posesivas, y algunas veces, ofensivas e injuriosas. La guerra verbal comienza y nos obliga a desmenuzar cada expresión para entender el trasfondo, lo que quisieron decir.
Recientemente estuvo en Morelia Ernesto Cordero, hombre hecho y encumbrado en el calderonato, que aprovechó la escena michoacana para señalar que una alianza entre azules y amarillos bien podría cuajar. Previamente, dijo, se debe analizar cada escenario electoral y su contexto, “las alianzas han sido valiosas cuando hay un tema de transición democrática, cuando el enemigo a vencer es el PRI”. También aclaró que esto funciona cuando el adversario no es un candidato de izquierda. Lanzó una sentencia contundente: “Me parece que el PRD se irá con MORENA, no seamos ilusos”.
Esta semana, Silvano Aureoles tuvo una intensa exposición en medios nacionales. Entrevistas con Loret, Ciro, López Dóriga, Rivapalacio; habló en programas de radio y televisión; difundió a través de redes sociales y tiempo tuvo para escribir un artículo de opinión que fue replicado en diarios que presumen tener circulación nacional. ¿Se está promoviendo Aureoles para conseguir la candidatura del PRD? Esta es la conclusión simple a la que una mayoría está llegando. Pero la lectura puede ser distinta.
En todos los espacios en los que su imagen y voz aparecieron el motivo fue el mismo, construir un gran frente de partidos, asociaciones políticas y la sociedad civil del cual surja una propuesta concreta que ponga bajo la lupa el régimen político actual que está ahogando la participación ciudadana. “El país necesita transformarse y cambiar modelos que ya no dan para hacerle frente a los grandes problemas nacionales”, repitió una y otra vez en las entrevistas.
Silvano Aureoles está aprovechando la circunstancia, preparando el terreno para una nueva etapa de la república caracterizada por la aceptación de la segunda vuelta en las elecciones y la construcción de gobiernos de coalición que permitan la gobernabilidad y estabilidad del país. No está solo en este afán, son varias las voces que impulsan esta idea.
Ha muerto el presidencialismo, los gobiernos emanados de la revolución; cae la dictadura perfecta.