Por: Dr. Rogelio Diaz Ortiz.
Después de dos semanas de reconfortantes vacaciones, estudiantes,
docentes y autoridades del sector educativo han regresado a clases.
El ciclo escolar 2021 – 2022 concluirá en más menos 10 semanas por
lo que tendrán que poner alma, vida y corazón para lograr los objetivos
trazados.
Tendrán que “sortear” la suspensión causada por fechas emblemáticas
ubicadas en el mes de mayo, reuniones de evaluación y más de algún
“puente” antes de llegar al proceso en que se realizan las ceremonias
del fin del curso escolar.
Para nadie es un secreto que el presente ciclo escolar ha sido diferente
al tener que realizarse bajo condiciones de pandemia expresadas en
clases virtuales, hibridas y presenciales que han afectado la
transmisión del conocimiento, la calidad de los contenidos, una
comunicación efectiva y por supuesto la necesaria interactividad
humana.
Los índices de deserción escolar, cualquiera que sea el motivo, es alto
por lo que seguramente la eficiencia terminal también se verá
mermada.
Los efectos del COVID 19 en la educación se identifican de cuatro
formas: afectando lo QUE ha sido enseñado a los estudiantes; él CÓMO
ha sido enseñado; la reacción de los docentes ante el reto de la
virtualidad; la capacidad de las autoridades educativas en la dirección,
administración y liderazgo de sus comunidades.
Con preocupación padecemos de las manifestaciones de “guerrilla
urbana” que realizan quienes se ostentan como “Normalistas” por lo
que el cierre de vialidades e ingresos a la ciudad, pintas, tomas, gritos,
saqueo y violencia son ingredientes que también influyen en el
resultado que habrá de evaluarse al concluir el ciclo escolar.
Se anhela que con o sin pandemia aumente el número de días de
clases impartidas y disminuya la ausencia de los docentes para
atender marchas, paros y demás manifestaciones que los alejan de
las aulas.
Inquieta la cantidad y calidad de conocimientos adquiridos por
quienes, en unas semanas, iniciarán su ciclo como internos de
pregrado o pasantes en servicio social provenientes de las
licenciaturas en medicina, odontología, enfermería, veterinaria, etc.
ya que durante los dos últimos años los estudiantes han tenido que
“aprender” de manera virtual y en no pocas ocasiones a través de
tutoriales de YouTube.
Seria necesario que las autoridades aplicarán un plan “emergente”
que capacite de manera extraordinaria a los estudiantes del último
año de las carreras enumeradas, que se olviden de fines de semana y
fechas festivas para que estén en posibilidades de realizar una
extracción dentaria, participen en una cirugía, atiendan un parto y
sean responsables de brindar a un paciente calidez, seguridad y
calidad en el servicio.
En general se requiere que en todos los niveles del sector educativo
sus integrantes realicen con responsabilidad, eficiencia y eficacia las
tareas que le competen.
De esta manera los alumnos habrán de dedicarse a estudiar, cumplir
con sus tareas, poner interés en aprender, consultar e investigar.
Los maestros deberán dignificar su noble tarea como formadores de
conductas y personalidades, preparar sus clases, hacer uso de la
tecnología para sacar el mayor provecho posible al tiempo que
comparten con sus estudiantes, recordar que no son los dueños del
conocimiento ni de la verdad absoluta por lo que deberán “acompañar”
a sus estudiantes al encuentro con el conocimiento, siempre con
inteligencia, sensibilidad, creatividad y responsabilidad.
Las autoridades educativas deberán hacer efectiva gestión ante las
instancias estatales y federales para contar con los insumos necesarios
para el desarrollo de las actividades escolares, realizar una eficiente
y trasparente administración de los recursos humanos, materiales y
económicos a su disposición liderando con su ejemplo y congruencia
la formación académica, intelectual y en valores que requieren sus
escolapios.
A los padres de familia les corresponde acompañar el proceso
educativo de sus hijos, enseñando y practicando valores, revisando
el cumplimiento de las tareas escolares, asistencia a la escuela, el
contenido de sus mochilas y aseo personal, informándose
permanentemente de todo cuanto tiene que ver con su desempeño y
comportamiento para corregir a tiempo cualquier desvió, debilidad o
inconsistencia ya que hacerlo al final del ciclo escolar suele ya no tener
remedio.
Los gobernantes, de todos los niveles y orígenes político – partidistas,
deberán dotar en tiempo y forma de los recursos necesarios para el
equipamiento de talleres, aulas y bibliotecas, para el pago de los
salarios y estímulos pactados, incentivando siempre la superación
profesional y humana de los mentores, la calidad y cantidad de
conocimientos que se imparten, sin que siglas, colores ni caudillismos
marquen preferencias o veto alguno.
Se aproxima el proceso de evaluación de la comunidad estudiantil,
pero a la vez será de sus docentes y autoridades.
No se puede exigir excelencia cuando las condiciones para alcanzarla
fueron adversas, pero tampoco deberá causarse “espejismos” de
calidad sustentados en dieces o cienes a diestra y siniestra.
De manera optimista espero que durante las próximas semanas sean
abundantes las noticias de logros y superación académica, eclipsando
todo aquello que aleje a los alumnos y docentes de las aulas.
De ser así, contra todo, se habrá alcanzado la meta del presente ciclo
escolar.