Por: Juan José Rosales Gallegos
Morelia, Michoacán a 16 de febrero 2022.- Luego del acto vandálico perpetrado en contra del monumento de Los Constructores de Morelia, que se encuentra en el inicio del Acueducto símbolo de la Antigua Valladolid, el presidente municipal, Alfonso Martínez, abordó el tema de forma inesperada, proponiendo diálogo a todos los interesados en el complicado asunto.
La indignación en la ciudad es mayúscula, la exigencia de justicia se confunde con impulsos de linchamiento. El cobarde ataque a uno de los emblemas de Morelia reclama un resarcimiento de lo material, pero también del orgulloso legado virreinal. Los 21 detenidos, responsables de la agresión, serán obligados a reparar lo que destruyeron, «se hizo justicia porque logramos un acuerdo. El tema no es buscar venganza o construir más violencia, lo que debemos hacer es construir paz a través del diálogo», señaló el alcalde de la capital michoacana.
En la placa colocada a los pies del monumento, se puede apreciar el siguiente texto del Cronista de la Ciudad, Xavier Tavera Alfaro: «A los constructores de la ciudad. Los habitantes de la ciudad de Morelia erigen, llenos de gratitud y orgullo, este monumento dedicado a la memoria de los constructores de Guayangareo-Valladolid-Morelia, monumental y hermosa urbe. Urdimbre de piedra y cultura que hemos heredado».
Estaba compuesto por cuatro figuras: Un Alarife, representando a los arquitectos e ingenieros españoles; el Obispo Fray Antonio de San Miguel; un maestro cantero, conocedor en el corte y la talla de la piedra, de rasgos indígenas desempeñando su oficio con martillo y cincel en sus manos y, el peón, otro indígena con el torso desnudo, inclinado cargando como tameme una pesada pieza de cantera recién labrada.
La «ofensa» que identifican los grupos beligerantes (cargados de odio, acomplejados y cobardes) es, que los dos peninsulares, Alarife y Obispo, permanezcan de pie, mientras cantero y peón desarrollan sus actividades en actitud de sumisión. Alfonso Martínez, evitó caer en descalificaciones o enredarse en una discusión sin sentido con interlocutores que solo buscan el conflicto y propone, «ahora debemos pensar en un nuevo homenaje, una nueva insignia para la ciudad, algo que no ofenda a nadie y que incluya todas las formas de pensar».