Por: Juan José Rosales Gallegos
Morelia, Michoacán 4 de junio 2022.- La evidencia es abrumadora y constantes los testimonios publicados de hechos contundentes, pruebas incontrovertibles de los vínculos del partido del presidente López Obrador, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con el narco. El propio Andrés Manuel pretende, con discursos encendidos y perorata moralina, ocultar las cadenas que lo atan a los cárteles. «Acerca de los vínculos con el narcotráfico, si tienen pruebas, que las presenten y dejen de calumniar», retó el presidente en su rueda de prensa matutina.
Hace un año le llevó las pruebas Silvano Aureoles y las puertas del Palacio Nacional se cerraron. «Es muy preocupante que el partido del presidente se está convirtiendo en el instrumento del crímen organizado», advirtió. Desde la cúpula más alta del poder se orquestó una campaña para desestimar y ridiculizar lo señalado por el entonces gobernador de Michoacán, se activaron plumas y voceros a modo para socavar lo que ocurrió en el proceso para elegir gobernador de la entidad. «Lo que vivimos en la pasada elección del 6 de junio aparecen todos los signos del retorno de un narco gobierno. Se repite la historia de postrar las instituciones a merced de las organizaciones criminales», señaló.
La advertencia de Silvano Aureoles acaba de ser confirmada por Porfirio Muñoz Ledo, el hombre que el 1 de diciembre de 2018 colocó la banda presidencial sobre el pecho de Andrés Manuel López Obrador, el artífice del rito que convirtió al tabasqueño en Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. «Debe entender, Andrés Manuel López Obrador, que su contubernio o alianza con el narco no es heredable… además de tener la autoridad y recursos del gobierno federal, estos se suman a los del narcotráfico, y entonces no hay nada que se le pueda oponer. A esto le llamamos en México, el Maximato».
La reconocida periodista, Anabel Hernández, hace unos días escribió para la cadena alemana DW, un trabajo titulado: El narcopacto electoral entre los hijos y hermanos de El Chapo con Morena». La conclusión de este relato que ofrece datos precisos, fechas y actores de la alianza del Cártel de Sinaloa con el partido de López Obrador, es contundente: «No se puede llamar partido político ni gobierno, ni antes ni ahora, a quien para obtener el poder hace acuerdos con el crímen organizado entregando a los ciudadanos como reses al matadero».
Hace un año Silvano Aureoles se atrevió a desenmascarar al Movimiento de Regeneración Nacional como un narcopartido; lo dijo dentro y fuera de México y muy pocos pusieron atención a esa voz de alerta. Este domingo 5 de junio somos testigos de la destrucción de las instituciones democráticas y del orden constitucional para convertirnos en un narcoestado, en un país donde cualquier narcotraficante tiene tanto poder como cualquier representante que llegó a su cargo por medio de una elección libre, directa y secreta.
¿Quiere más pruebas Sr. Presidente?