JJROSALES

La cultura ha transformado a las nuevas generaciones en Tierra Caliente

Morelia, Michoacán, a 16 de  noviembre de 2017. – Durante la presentación del libro “Cultura de paz, palabra y memoria. Un modelo de gestión cultural comunitario” realizada en la X Feria Nacional del Libro y la Lectura Michoacán (Fenalm) 2017, que se realiza en el Centro Cultural Clavijero, el promotor cultural de la región de Tierra Caliente de Michoacán, Uriel Ramírez Hernández, destacó la importancia que ha tenido la cultura en dicha zona pero principalmente en Apatzingán.
Dijo que después de la presencia del Fondo de Cultura Económica junto con la Secretaría de Cultura de Michoacán en el año 2015 y después de padecer años de violencia extrema, la población se ha volcado totalmente en la cultura y los talleres que se realizan tienen un gran éxito, afirmó que se saturan los espacios y hay mucho interés de los niños y jóvenes principalmente, por aprender y conocer las artes que se ofrecen en la casa la cultura de Apatzingán.
«Ha sido algo maravilloso lo que pasó en Apatzingán, se ha transformado de manera positiva y se han brindado herramientas a la población para tener otro tipo de vida”, puntualizó Uriel Ramírez Hernández.
Por su parte el escritor Ricardo Alonso Lugo, destacó que la obra  “Cultura de paz, palabra y memoria. Un modelo de gestión cultural comunitario”, es una colaboración que sirve para la reflexión e invita a seguir construyendo y perseverando el modelo de a través de la cultura se busque la paz.
En el año 2013 el Fondo de Cultura Económica emprendió la tarea desarrollar un centro cultural en Apatzingán, corazón de la Tierra Caliente de Michoacán, junto con la Secretaría de Cultura de Michoacán. Los pilares de modelo de acción que surgió a partir de esta experiencia y que se pone a disposición de los lectores en el texto son: una estrecha colaboración de los tres órdenes de gobierno, una intensa participación de la comunidad, bajo el convencimiento y el compromiso de refundar juntos una nueva forma de comunidades e instituciones; y, tercero, el desarrollo de una cultura de paz, donde se cumplen los derechos humanos para todos y hay condiciones para imaginar y operar proyectos compartidos.
«Cultura de paz, palabra y memoria. Un modelo de gestión cultural comunitario”, es modelo es una apuesta a vencer el miedo que en algunas zonas del país ha generado la violencia y la inseguridad. Y es una apuesta ganadora porque nace de una estrategia de no violencia y confía en el poder de la palabra, el poder de la lengua y también de la escritura, como vehículos de reconstrucción del tejido social.

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