Por: Juan José Rosales Gallegos.
Morelia, Michoacán, 7 de octubre 2021.- Los compromisos se deben cumplir, sobre todo si formas parte de la llamada Cuarta Transformación y se trata de enfrentar y erradicar la corrupción. En su conferencia de prensa matutina del 4 de marzo de 2020, Andrés Manuel López Obrador, expuso claramente las razones por las cuáles se debe combatir este flagelo: La corrupción es el principal problema que enfrentaba México, nada causó tanto daño como la corrupción, la corrupción es la causa principal de la desigualdad social y de la desigualdad económica, por la corrupción tenemos pobreza, por la corrupción hay una monstruosa desigualdad económica y social, por la corrupción se perdieron valores, por la corrupción se desató la inseguridad y la violencia.
Luego de rendir protesta como Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Michoacán de Ocampo el pasado 1 de octubre, en su discurso Alfredo Ramírez Bedolla aseguró: Las mujeres y los hombres que trabajen en nuestro gobierno serán de moral intachable y de valores éticos inquebrantables.
Hay dos integrantes de la administración estatal que seguramente tendrán que responsabilizarse por evidentes hechos de corrupción cometidos en su periodo de gobierno.
Dos exalcaldes que salieron huyendo de sus municipios, entorpecieron el proceso de entrega-recepción y, tendrán que responder ante las autoridades por sus omisiones, dislates y evidentes actos deshonestos. Uno de ellos, el que fuera presidente municipal de Pátzcuaro, Víctor Báez Ceja, recientemente nombrado director del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Michoacán (CECyTEM).
Desde aquí empezamos, porqué “Chon” no tiene una formación docente o académica que justifique este nombramiento. Aceptar un cargo para el cual no se es competente en una decisión corrupta.
Báez Ceja dejó una estela de irregularidades en el municipio, las cuales lo colocan entre los “indeseables” en el movimiento que encabeza López Obrador, además de no cumplir con el requisito de, “moral intachable”, que exige a sus colaboradores el gobernador Ramírez Bedolla.
En entrevista, el actual alcalde de Pátzcuaro, Julio Arreola, hizo un breve recuento de las anomalías que, hasta el momento han identificado, herencia de Víctor Báez: “Tenemos muchas irregularidades en la obra pública. Obras inconclusas, otras que fueron asignadas el último día de la administración; obras que se licitaron en marzo y que ni siquiera arrancaron, pero en agosto les pagaron el 50% del costo total de la construcción. Nos están dejando muchas irregularidades en la cuestión de la contabilidad, movimientos de una cuenta a otra sin ningún sustento.
Hay una cuenta que en el papel supuestamente cuenta con 7 millones de pesos, pero en realidad está vacía”.
Y la lista de irregularidades sigue: “Minutos antes de que concluyera el periodo de Víctor Báez, de un plumazo, se autorizaron aumento a sueldos de varios funcionarios. En Seguridad Pública encontramos más de 25 aviadores; hacen falta patrullas y motos y nadie sabe en dónde están. También, el Organismo de Agua Potable lo hicieron pedazos”.
En el momento en que se compruebe tan solo una (otras, tal vez) de las omisiones punibles enumeradas por el actual edil patzcuarense, Víctor Báez quedará marcado (otra vez) como un alcalde indolente y corrupto. Cómo un acto de elemental congruencia por parte del gobernador Ramírez Bedolla, tendrá que separarlo de su encargo como director del CECyTEM.
Hoy, en rueda de prensa, el secretario de gobierno, Carlos Torres Piña, volvió a marcar el código de ética que los actuales funcionarios deben observar, fustigando a la administración anterior: “No somos como ellos, no venimos a derrochar ni obtener comodidades, lujos o privilegios. Seguiremos fieles a nuestros ideales de austeridad y transparencia”.