Por: Juan José Rosales Gallegos
Morelia, Michoacán a 17 de octubre de 2017.- Los movimientos en el gabinete no fueron la “sacudida” que muchos esperaban, ni un mensaje en el reacomodo de las fuerzas políticas o de los equipos al interior del círculo del poder; no tuvieron espectacularidad ni contundencia. La inercia de los movimientos políticos a nivel nacional y local sugería la prudencia y un jalón de riendas, aguantar, seguir el axioma del árbitro, “ante la duda no marques”, pero aun así se llevó a cabo el anuncio.
Entre algunos miembros del gabinete hay mucha prisa en mover las piezas, aunque esto al final no beneficie a la administración o al gobernador. Pero, sin duda, alguien toma ventaja al generar el caos, al ir dejando en el camino resentimientos e insatisfacción por las maneras tan descerrajadas de tomar decisiones. Jesús Reyes Heroles dijo que, “la forma es fondo”, y en el camino se verán las formas y los fondos de los que están sembrando tempestades.
Frente a la batalla electoral y en el momento en que se están desquebrajando los institutos políticos, cuando la fortaleza de los proyectos tiene que ver con quienes lo integran, es malo dejar cabos sueltos, hombres y mujeres de cierto valor que en lugar de ayudar con su proyecto original sean orillados a mirar a otros horizontes. Un gobierno de compromisos es un proyecto político con fecha de caducidad.
Hace unos días, en una colaboración escribí: “…todavía no logra un equipo sólido, no encuentra en quien delegar parte de la responsabilidad de gobierno, porque gobernar no lo puede hacer un solo hombre. Cercano a la mitad de su mandato, es el momento preciso para sacudirse los compromisos y tomar decisiones. Michoacán lo necesita”. Pero, el peso de los consejeros falsos armados con la lisonja y la adulación sigue inclinando la balanza. Lo que funciona es lo que estorba para aquellos que quieren ver tropezar al gobernador.
Las decisiones impulsadas por la entraña siempre llevan cargando al arrepentimiento, que afectará al que las toma, no a los que “sugieren” o “aconsejan”. Los fatuos desaparecerán en el momento adecuado. Eso siempre ocurre. Los corifeos de la intriga aplauden y mandan boletines alabando los acertados movimientos, sirviendo al amo oculto que los insta a convertir lo negro en blanco; lo oscuro en algo transparente. Las dudas siguen flotando en el ambiente y acompañan como como nube de tormenta la sombra de quienes miran.
¡Por fin llegaron los cambios! Un viraje en el timón que fue un enorme círculo que coloca la nave sobre el mismo rumbo. Se refresca el gabinete y queda con el desgaste previo. Solo se distingue que lanzaron un salvavidas al que no pudo para rescatarlo de él mismo, de su soberbia y ceguera. Le quitaron la corbata y le pusieron un sombrero. A ver si así, sí…