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Facebook, el Metaverso y sus Implicaciones

Por: Ismael Hernández

Facebook, el Metaverso y sus Implicaciones

Tres semanas atrás literalmente todo el mundo se dio cuenta que Facebook y sus aplicaciones sufrieron un colapso global, donde más de 3 mil millones de usuarios fueron afectados al no poder utilizar Facebook, Instagram, Messenger y WhatsApp. Este colapso sucedió en medio de revelaciones y acusaciones de la exgerente de Facebook, Frances Haugen, que la compañía teniendo pleno conocimiento que algunas de sus prácticas ponen en riesgo a millones de sus usuarios ha decidido actuar de manera negligente una y otra vez decidiendo privilegiar sus ganancias en lugar de atender los problemas que implican el uso de sus plataformas. En medio de lo que se puede observar como el inicio de una etapa compleja para Mark Zuckerberg y su imperio tecnológico, Zuckerberg anunció la semana pasada su nueva apuesta tecnológica al cambiar el nombre de su compañía de Facebook a “Meta” en su objetivo de crear un universo digital paralelo a la realidad: el metaverso.

El objetivo de Zuckerberg es que, a través de tecnologías de realidad aumentada y realidad virtual, en el metaverso podamos asistir a conciertos, hacer compras, asistir a juntas de trabajo, y hasta tomar un café con amigos que se encuentren en diferentes partes del mundo, todo sin movernos de nuestra casa. Para hacer realidad esta innovación tecnológica se requerirá de al menos una inversión de más de 10 mil millones de dólares y alrededor de 12 mil nuevos empleados que desarrollarán hologramas, avatares personales, sensores corporales, reconocimiento de retina, huellas dactilares y mucho más, para que la experiencia pueda ser lo más real posible. Impresionante ¿No?

Zuckerberg no es el único que está desarrollando esta tecnología: Elon Musk, de Tesla; Tim Cook, de Apple; Jeff Bezos, de Amazon; Brin y Page, de Google; Bill Gates, de Microsoft; Tim Sweeny, de Epic Games, y otros, también están en la carrera por hacer realidad este nuevo mundo digital sin límites.

El progreso, la innovación y la apuesta a este tipo de tecnologías sin duda traerá beneficios y crecimiento en diferentes ámbitos como en el económico, al hacernos mucho más eficientes y productivos en nuestros trabajos y posibilitando un sinfín de nuevos modelos de negocios. Igualmente beneficiará la lucha contra el cambio climático, al no tener que desplazarte para ser productivo o por entretenimiento, entre muchos otros ejemplos. Sin embargo, es necesario señalar que no todo lo que nos traerá el metaverso será totalmente un beneficio para la sociedad. Hasta el momento, no se ha hablado nada sobre los posibles impactos y trastornos emocionales y psicológicos que se pueden derivar de vivir en un mundo mayoritariamente digital. El metaverso modificará por completo las relaciones humanas tal como las conocemos y las consecuencias de este cambio radical entre el mundo real a un mundo digital podrían no ser las mejores. Ejemplos del tipo de afectaciones las hemos observado y documento en los diferentes impactos que han tenido las redes sociales actuales en la sociedad.

Por último, es preocupante el papel de los gobiernos en todo el mundo, que no han logrado dar un paso certero hacia la regulación de las llamadas Big Tech, quienes están trazando y definiendo la forma en que interactuamos, nos relacionamos y tomamos decisiones en una buena parte de la economía mundial sin tener prácticamente ningún límite.

Recordemos que según la investigación interna de Facebook citada en una de las quejas de Francis Haugen, habla de violación a la privacidad, recopilación y venta de datos personales, provocar problemas psicológicos como la depresión y suicidio, permitir la propagación de noticias falsas e inclusive manipular masas e incentivar conflictos sociales. Es necesario encontrar pronto la manera de limitar el alcance que tienen estas empresas, que a través de algoritmos logran influir y controlar que compramos, pensamos y hasta por quién votamos.

El balance de proteger a la sociedad ante intereses meramente económicos, mientras que las regulaciones no inhiban la innovación es sin duda uno de los grandes retos de nuestro siglo.

 

 

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