Por: Juan José Rosales Gallegos
Morelia, Michoacán 19 de junio 2023.- Lo que está pasando en Michoacán, merece toda la atención de lo que queda de las instituciones democráticas del país y urge la intervención de instancias internacionales. El control de territorio logrado por grupos delincuenciales se refleja en la degradación del estado de derecho; la fragmentación de los municipios de la entidad para entregarlos en pedazos a narcotraficantes y asesinos se impulsa desde el gobierno del estado. Nadie puede negar la evidente operación de paramilitares, bien armados y pertrechados, a plena luz del día en las comunidades.
Michoacán es una zona de guerra entre cárteles y grupos delincuenciales en la que participan paramilitares entrenados para combate de uno y otro bando, muchos de ellos, mercenarios y desertores de los ejércitos de Guatemala, Colombia, Venezuela y otras naciones. Controlar la entidad resulta geográficamente estratégico para asegurar el tráfico de drogas, precursores químicos provenientes de Asia y todo tipo de armamento que ingresa a México por el océano pacífico a través del puerto de Lázaro Cárdenas.
Michoacán, insisto, es una zona de guerra. No exagero, no es golpeteo contra los gobiernos emanados del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena); tampoco intento desacreditar la estrategia de los “abrazos” impuesta por el presidente López Obrador de cara a la elección del 2024, es una realidad que confirmo con los siguientes hechos:
Los municipios de la tierra caliente se han convertido en escenario de cruentas batallas entre las fuerzas federales contra los grupos fácticos y entre las propias bandas criminales, resultando en varios agresores abatidos, otros heridos y también hay detenidos presentados ante las autoridades competentes. El armamento usado por los sicarios y el poder de fuego desplegado ha quedado de manifiesto en varias ocasiones.
Solamente en junio del presente año, el día 6 en la comunidad El Montoso, municipio de Tepalcatepec, fuerzas estatales y federales aseguraron cuatro armas, dos de ellas del calibre .223mm y dos más del calibre 5.5.65x45mm., y 776 municiones con 31 cargadores.
12 de junio en la comunidad de Llano Grande, de Apatzingán, luego del combate se requisó a los agresores 2 fusiles calibre 7.62X39 mm; 451 cartuchos útiles para abastecerlas, entre otras armas y cartuchos de distinto calibre.
Este fin de semana, el sábado 17 de junio, hubo combate entre el ejército y paramilitares en la comunidad de El Tepetate, también de Apatzingán. 5 sicarios fueron detenidos y uno muerto en acción. Se les decomisaron fusiles, cargadores, chalecos antibalas, y cientos de cartuchos útiles.
Lo más grave de todo es que los mercenarios de otros países y militares desertores están fabricando y colocando minas antipersonales terrestres en la zona, una de las armas más letales y proscritas por los gobiernos democráticos del mundo por el grave daño que causa a la población civil. Michoacán, es el único lugar de todo el continente americano donde existe el riesgo latente de que uno de estos artefactos explosivos estalle. En el año 2022, más de 250 minas fueron desactivadas en la tierra caliente por un escuadrón especial de las fuerzas armadas. Algunas, lamentablemente detonaron.
El último día del mes de enero de 2022, un vehículo blindado del ejército que formaba parte de un convoy que patrullaba brechas entre los municipios de Tepalcatepec y Aguililla fue destruido por una mina. El conductor resultó gravemente lesionado.
12 de febrero de 2022, un campesino pierde la vida al pisar y activar una mina antipersonal terrestre en el municipio de Aguililla. Fuentes del área de seguridad tienen identificada la zona de alta incidencia de combate por la disputa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el grupo identificado como Cárteles Unidos. El civil que murió iba acompañado por su hijo que resultó con heridas de gravedad.
Hace unas horas, el domingo 18 de junio una camioneta militar quedó destrozada por el estallido de otra bomba colocada en un camino rústico de la comunidad El Llano de Apatzingán. En la caja del vehículo eran transportados cuatro soldados que volaron por los aires. De inmediato fueron auxiliados por sus compañeros y trasladados para recibir atención médica en los servicios sanitarios de la 43 Zona Militar.
Las instancias de seguridad locales y nacionales están siendo rebasadas, no por falta de capacidad, sino por el empecinamiento político de tratar de ocultar la realidad. Pretenden mirar hacía otro lado, esperar que se olvide lo ocurrido antes de enfrentar con la seriedad que exige una situación de tal magnitud.
Las minas son un recurso cobarde que destruye todo lo está encima, incluidos gobiernos y políticos.
