El triunfo de López Obrador
Por: Juan José Rosales Gallegos
Morelia, Michoacán a 6 de agosto de 2018.- Le costó mucho trabajo, pero al final López Obrador entendió que no podría acceder a la presidencia solo, tenía que buscar aliados en ese grupo sin líder visible del cual forman parte políticos, empresarios, medios de comunicación, representantes de distintas iglesias y religiones, deportistas, académicos, científicos, líderes sindicales, gobernadores y muchos otros más, que fueron bautizados por el propio López como “la mafia del poder”, siguen siendo el peldaño fundamental para ascender.
El amarre fue claro cuando poco a poco, “el peje” fue modificando sus discursos y su forma de conducirse frente a las masas y en privado; las prioridades fueron otras y la beligerancia fue dejando paso a la conciliación y la oferta de “amor y paz”. Peña Nieto y el PRI ya no eran los enemigos, eran parte de un bien elaborado entramado que el 1 de julio, “de forma sorprendente”, daría sus frutos.
La torpeza y la prisa del equipo de asesores políticos de Enrique Peña Nieto confirmaron lo que ya era evidente. Con datos preliminares de la elección (contundentes, pero preliminares), sin estar calificada la contienda electoral ni entregada la constancia de mayoría que otorga el estatus de presidente electo, López Obrador fue recibido en Palacio Nacional por el titular del ejecutivo. Tal como lo hizo Ernesto Zedillo con Vicente Fox, Peña Nieto levantó la mano al “ganador” pasando por encima de las instituciones electorales.
Otro indicio: Desde Los Pinos se orquestó una rabiosa ofensiva contra el candidato del Frente Por México, Ricardo Anaya. Toda la fuerza del estado, incluida la vergonzosa participación de la Procuraduría General de la República, no le dieron tregua a Anaya que un día sí y el otro también, fue objeto de la llamada “guerra sucia”. Todo, insistimos, armado por las mentes perversas que dominan el equipo de Peña Nieto.
Nombres como los de Miguel Torruco (ligado a la familia Slim), Marcos Faslicht (del clan Azcarraga), Esteban Moctezuma, Javier Jiménez Espirú (de rancio abolengo priista), Josefa González Blanco, hija de Patrocinio González, exgobernador de Chiapas, recordado por sus métodos autoritarios y salvajes para imponer su voluntad; sobre todo el de Manuel Bartlett, cuya participación en el fraude conocido como, “la caída del sistema”, y el asesinado del periodista Manuel Buendía, todavía no son aclarados, ratifican el pacto del tabasqueño con “la mafia del poder”.
La “cereza en el pastel” fue invitar a José Antonio Meade a desayunar a su casa, y públicamente calificarlo como, “una persona decente, buena, honorable”. “Nobleza obliga”, dijo Andrés Manuel, en la grabación difundida a través de redes sociales en la cual aparece a un lado de Meade. Con esto, se abre el camino para que el excandidato priista forme parte de la nueva administración.
Otro ejemplo del cambio, de la cuarta transformación que permitirá al país continuar transitando por la misma ruta, sin virajes que pongan en riesgo los intereses de los poderosos.