Por: Juan José Rosales Gallegos
Morelia, Michoacán 14 de octubre 2021.- “No robar, no mentir, no traicionar”, es el mantra que de manera enfermiza esparcen los que se confiesan fieles seguidores de lo que llaman “cuarta transformación”.
El “movimiento” que encabeza Andrés Manuel López Obrador, busca la quimera de erradicar la corrupción y los abusos que se cometen en el servicio público, ese es el compromiso con la masa sin rostro que identifican como “pueblo”.
El 15 de junio de 2020 en Perote, Veracruz, todo el país quedó exorcizado con las siguientes palabras del presidente, “les guste o no les guste, lo quieran o no lo quieran, se acabó la corrupción”.
Desgraciadamente, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el propio López Obrador, “ven la paja en el ojo ajeno” y se niegan a extirpar la viga clavada en el propio.
Ya dimos cuenta de las corruptelas que cometió el alcalde Morenista de Pátzcuaro, Víctor Báez, que recibió como premio a su fidelidad (con todo y las manos sucias) un espacio en el gabinete ampliado del gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla. Pero, no es el único que concluye con visos de corrupción su periodo de gobierno.
Los tres años que gobernaron la capital de Michoacán los Morenistas, Raúl Morón y Humberto Arróniz, fueron devastadores para las finanzas del municipio.
No hay que olvidar que crearon el embuste del “hackeo” a los servidores de todo el sistema de administración, el secuestro de información y la exigencia del pago de un rescate en “euros”, para ocultar los torcidos manejos financieros en los que incurrieron.
El actual alcalde de Morelia, Alfonso Martínez, hace un relato detallado de la manera en la cual creció la deuda del municipio del 2018 al 2021, periodo en el cual Morón y Arróniz faltaron a los principios fundamentales del movimiento político al que dicen pertenecer:
“Nosotros en el 2018 dejamos recursos de libre disposición por alrededor de 80 millones de pesos. En cuentas, dejamos 80 millones de pesos. Además, dejamos todo el dinero que se ocupaba para las obras que estaban en proceso, y todas esas obras sin problemas, con los avances adecuados, con proyectos y su dinero garantizado para poder pagar conforme iban cumpliendo con las metas los constructores”.
“Nosotros recibimos en el 2021, 387 millones de pesos de deuda no registradas, es una brutalidad. Para que se den una idea, cuando nosotros entramos en el 2015 el municipio tenía una deuda bancaria de 320 millones de pesos; una deuda bancaria programada, con sus mensualidades y que se podía pagar en seis años más. Ahora, tenemos que pagar 67 millones más, o sea 387 millones, ya. No es malo tener una deuda bancaria programada, lo malo es tener un pasivo de esta naturaleza de pago inmediato. Un verdadero desastre financiero”.
Los números no mienten. Raúl Morón recibió de manos de Alfonso Martínez, una administración municipal sana, con 80 millones para disponer e iniciar su gobierno. Arróniz entregó pasivos por 387 millones de pesos. El uso y destino que se dio a esos recursos volverá a poner en entredicho la “honestidad valiente” de los gobiernos de la llamada “cuatroté” en los municipios de Michoacán.