JJROSALES

El PRD, un club de timoratos

Por: Juan José Rosales Gallegos

Morelia, Michoacán, 18 de octubre 2021.- Cuando se privilegia el cálculo político por encima de la dignidad e integridad de un proyecto (cualquiera que sea), el resultado es la erosión de la credibilidad del mismo.

De inmediato, el futuro transmuta en un fardo inamovible sumido en el fracaso. Intentar ocultar las crisis y los problemas, barrer la suciedad bajo el tapete, revela la ausencia de liderazgos consolidados para enfrentar los entuertos y socavarlos.

Las frágiles ruinas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), se dispersan ante cualquier rebelión, se asustan, fingen que no pasa nada en lugar de aplastarla con toda autoridad.

En el ocaso del “sol azteca” los traidores mandan y someten con el arma del chantaje los despojos de ese partido. Todos, hasta los que se presentan como, “fieles a la causa y al jefe”, solo esperan el momento oportuno para abandonar el proyecto del cual se sirvieron hasta saciarse.

Los que se presumen como los “liderazgos” del PRD y encabezan el grupo político que actualmente aprovecha lo poco que les queda, conocen a quienes los traicionaron el pasado 6 de junio, todavía los miran a los ojos y estrechan las manos que apretaron el puñal que clavaron en su espalda.

Todos lo sabemos pues muy rápidamente los renegados sacudieron de sus cuerpos el amarillo y negro para enfundarse un ridículo y malhecho chaleco guinda y proclamarse incondicionales de la “cuatroté”. A pesar de la burla (evidente) que sufrieron, los perredistas guardan un ridículo silencio y agachan la cabeza.
En política, la mutación es una negación necesaria para la conquista del poder.

El pasado 16 de octubre las diputadas Fanny Lyssette Arreola Pichardo y Julieta Hortencia Gallardo Mora, abandonaron el partido político que las cobijó y las impulsó para que llegarán al congreso (PRD), e informaron mediante escrito dirigido a la presidenta de la Mesa Directiva, que ambas ahora conforman una Representación Parlamentaria en la LXXV Legislatura local.

El pleito por las comisiones fue el detonante de algo que ya se veía venir pues, a las diputadas Arreola y Gallardo las impulsa sus muy personales intereses y ven su estancia por tres años en la Cámara como una inmejorable oportunidad para mejorar su forma de vida.

El y las diputadas de la fracción perredista sabían perfectamente que las representantes de los distritos de Apatzingán y Puruándiro llegaron para ser objeto de atenciones y beneficios; las dos legisladoras, advirtieron claramente que de no obtener ventajas económicas se irían con quienes sí se las otorgaran. Y así pasó, se fueron por conveniencia para satisfacer sus propias ambiciones.

Pues bien, para el coordinador de lo que queda del Grupo Parlamentario del PRD, Víctor Manríquez, lo anterior no fue una felonía. Para el buen Manríquez, las diputadas Arreola y Gallardo merecen una segunda oportunidad y platicará con ellas, “seguiremos buscando la unidad y agotando el diálogo para poder tener la fortaleza que se requiere al interior del Congreso”, dijo. Y no solo eso, elogia a las dos diputadas que le patearon el trasero y las ensalza cómo, “compañeras muy valiosas del Partido de la Revolución Democrática que ganaron sus distritos y son elementos muy importantes”.

La ridícula intentona de ocultar y minimizar su debacle es síntoma inequívoco de una degradación imparable. Manríquez (y otros que igual tienen extraviados sus pantalones) reconocen y aplauden la traición para que sus propios pecados no afloren.

El PRD se convirtió en un club de timoratos. Sería bueno que el uruapense recordara dónde estuvieron las diputadas Fanny y Julieta el pasado 30 de septiembre.

Y que preparen las matracas y las serpentinas porque, una diputada y dos diputados del PRI también abandonarán ese amasijo que bautizaron como, “Equipo Legislativo Por Michoacán”.

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