Por Desireé Gutiérrez.
Fue imposible no enterarnos que la celebración a sus 3 años de “transformación” fue un pachangón en el corazón del país, en el centro histórico de la capital, a unos pasos del actual hogar y oficina de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, quien tras 14 años como estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM, aprendizajes en el Partido Revolucionario Institucional, en el Partido de la Revolución Democrática y su experiencia con esos 18 años de campaña lo abrazan, y sin duda alguna, lo hacen sentir como en casa cada que pisa el Zócalo de la Ciudad de México.
Este 1 de diciembre MILES de personas, se dieron cita en el ya bautizado “AMLOFest”, que conmemora su inicio de gobierno en el 2018, un acto donde más que informe, se convirtió en mero festejo a su gobierno, al cual acuden gobernadores, legisladores, dirigentes (por supuesto morenistas) y la ciudadanía, que al parecer aplaude su gestión. Esta congregación, sin duda es polémica, porque mientras los oficialistas presumen la popularidad y aceptación que el presidente aún goza de su “pueblo”, la oposición señala la falta de precaución en medidas sanitarias donde tachándolo de inconsciente de paso también buscan desacreditarlo alegando que los miles de personas presentes, son acarreados y acarreadas del gobierno federal.
No podíamos esperar más de la grilla política actual, y les dolerá a algunos aceptarlo, pero lo que vimos en el Zócalo, era gente real, que independientemente si llegó por su cuenta o fue convencida a estar presente, no le quita el mérito de haber llenado por tercer año consecutivo una de las plazas más grandes de Latinoamérica. ¿Qué perfil político fuera del partido del presidente podría llenarlo de esa manera hoy en día? La respuesta define el estatus de lo que tanto busca llamarse oposición.
La definición que viene desde la experiencia de la ciudadanía sobre si un gobierno es bueno o malo a veces es muy subjetiva, porque hay decisiones que benefician a algunos y molestan a otros. Tengamos claro que nuestro presidente es un experto en contar narrativas, estos años se ha caracterizado por dar siempre su perspectiva de cómo son y se hacen las cosas en su administración, independientemente de si haya tenido o no la razón, para mucha gente lo que sale de la boca del presidente, es la única verdad.
La polarización social ha sesgado uno y otro discurso al punto en el que parece incongruente decir que, por muy malas decisiones que se hayan tomado a nivel federal, Obrador sigue siendo popular, y al analizar se comete el error de verlo desde una visión politizada creyendo que se hace énfasis al “populismo” y la connotación negativa que viene con ello y no va por ahí. La mayoría de la gente, nunca sabe realmente el impacto de una decisión gubernamental, decir que la gente es tonta por creer ciegamente en el presidente trae clasismo de por medio y omiten una realidad brutal: el discurso que ha forjado AMLO a lo largo de los años se ha arraigado en mucha gente, que lleva conociendo su historia y “lucha” en contra del sistema desde la primera candidatura presidencial. Sus votantes no necesitan saber ni recordar lo que está haciendo desde su puesto actual, cuando les repiten una y otra vez la historia que los convenció en votar por él, esa esencia y personaje sigue vigente, y ante los ojos de mucha gente, sigue siendo un sueño hecho realidad el recordarlo con la banda presidencial.
No vale la pena omitir la crítica y desde una perspectiva ideológica sustentar y defender que, el conjunto de las decisiones presidenciales ha sido positivo, el asumir que es un excelente jefe de estado por la cantidad de personas que aglomera tampoco es acertado. Hay que entender el fenómeno social que representa, recordar de donde viene y a donde decía que iba, el culto a su figura que se le ha creado, pero sobre todo dejar de alegar con simpatizantes y opositores para desde ambos lados exigirle resultados tangibles y NO debatibles. Debemos verlo como un todo, bueno y malo, para incluso ser capaces de reconocerle su maestría cuando de mover masas se trata y el doctorado que tiene en gestar y sostener por tanto tiempo sus discursos electorales.