Por: Juan José Rosales Gallegos
El domingo 14 de agosto la polaridad de la brújula política tuvo un giro.
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el proyecto político del que forma parte el actual gobernador, Alfredo Ramírez Bedolla, a partir del 1 de octubre de 2021 transitaron sin obstáculos convirtiéndose en una fuerza casi hegemónica. El incipiente liderazgo y reducido poder de cohesión y convocatoria de las dirigencias locales del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) y la errática campaña por la gubernatura de Carlos Herrera, que desapareció de la escena política al concluir su periplo proselitista, dejaron en “estado zombi” y en la orfandad a la oposición.
También, varios alcaldes del blanquiazul, tricolor y del sol azteca, se replegaron sin chistar con el gobierno morenista, situación que se replicó en el congreso local, en donde varios perdieron su color original para tornarse guindas. Marco Polo Aguirre del PRI; Fanny Arreola del PRD, Margarita López que pasó de MC a Morena y luego al Verde, y las panistas Liz Alejandra Hernández y Mónica Lariza Pérez (comparsas que responden a los intereses de José Manuel Hinojosa y no del panismo), iniciaron un público amasiato con el ejecutivo. La oposición se encontraba en proceso de extinción.
La flaca memoria y la ambición se mezclaron en el coctel de la traición, que fue bebido por varios que se presumían como “incondicionales” de sus partidos y proyectos políticos. Rápido se despojaron del pasado para ataviarse con un chaleco guinda y convertirse en “serviles” de la nación cuatrotera.
A partir del 8 de mayo del presente año, durante el acto por el aniversario de la fundación del PRD en Morelia, los derroteros de la política en el estado tuvieron un viraje. La reaparición de Silvano Aureoles, acompañado por la música de El Ausente, sacudió la “comodidad” del grupo en el poder que desorientados solo atinaron a lanzar acusaciones sin fundamento contra el exgobernador y activar “voceros”, de medio pelo y sin calidad moral para embestir. Los ataques fútiles sirvieron para acrecentar la popularidad de Aureoles que, gracias a los “estrategas” de Ramírez Bedolla, ahora construye una ruta hacia el 2024.
La élite morenista, mermada y errática, recibió otra dosis de realidad el domingo 14 de agosto. La convocatoria al primer informe del presidente municipal de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar, demuestra la unidad de la oposición y confirmó el liderazgo de Silvano Aureoles y el propio Martínez, avalado por los dirigentes nacionales Marko Cortés y Jesús Zambrano, además de senadores, diputados locales, presidentes municipales, empresarios y actores de la política estatal, que de inmediato percibieron el renacimiento del proyecto y llegaron para sumarse a la mancuerna Aureoles-Martínez.
Todos, en serio todos, interpretan de la misma forma la ausencia de Alfredo Ramírez Bedolla en el informe de Alfonso Martínez: Fue un grave error.