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El candidato (a) para Morelia

El candidato (a) para Morelia

Por: Juan José Rosales Gallegos

Morelia, Michoacán a 30 de julio de 2019.- No es precipitado tocar este tema, la realidad se lanza contra el tiempo que a la vez es cómplice de la circunstancia.

Morelia es codiciada, por lo que puede aportar electoralmente, por su presupuesto y, por ser una caja de resonancia de las acciones de quien detenta la presidencia municipal. Desde el palacio de la calle Allende se ve muy cerca el edificio que perteneciera al Seminario Tridentino de San Pedro y San Pablo.

Muchos aspiran a competir por la alcaldía de la antigua Valladolid en el 2021, pero las ambiciones personales tendrán que superar el tamiz de los partidos políticos, y el de una sociedad muy atenta a la historia de cada uno de los aspirantes. Quienes ingresen a la contienda deben ser muy atinados en su elección, pues la figura que encabece cualquier planilla no debe “ganar”, debe dar un buen jalón de votos que apuntale al candidato (a) a la gubernatura del estado.

Las consecuencias de elegir de forma precipitada, o entregar la candidatura cediendo a chantajes o caprichos, puede tener consecuencias funestas, entre ellas, la pérdida del registro para el partido político. Tener un buen perfil para competir en Morelia es cuestión de supervivencia.

Ya pasaron los tiempos del político colmilludo y marrullero, de los chantajes y del cochupo; ya no funciona “mostrar el músculo”, las movilizaciones o la amenaza de “abandonar el partido si no cumplen”. Morelia no votará por un candidato (a) cuya imagen se aleje de los valores que le dan sentido a la convivencia de quienes habitamos la capital michoacana. Hasta en el medio rural, la decisión se tomará analizando los proyectos y las propuestas viables, sobre todo, la imagen de quienes formen parte de las fórmulas. El voto en Morelia “se compra” con la divisa de las acciones y el ejemplo.

Un candidato (a) creado al vapor, o resultado de acuerdos cupulares, sin una raigambre que lo una al corazón mismo de la ciudad no logrará nada. Además de valorar el peso específico de los aspirantes, los partidos políticos deberán tomar muy en cuenta la estatura moral, pues la sociedad está ávida de buenos ejemplos que aseguren continuidad y no retroceso.

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