Por: Jesús Vazquez Estupiñan.
“El arte es un medio de comunicación por el que una mente llega hasta otra, salvando un gran foso en el espacio y en el tiempo”.Francis Hoyland.
Todos ejercemos una habilidad intrínseca y natural del ser humano. Acompañar es algo cotidiano; vivir, compartir y al menos estar al lado de alguien, incluso, a veces sin plena conciencia de la otredad; puesto que estamos juntos en muchos eventos y actividades de la vida, pero quizá, sólo coexistiendo o coincidiendo por alguna causa, trámite o circunstancia.
El reto es hacer de ese acompañamiento: ¡un arte!
Para lograrlo hemos de poner en juego una esencial capacidad de escucha.
Animar, proponer y disponer los medios para dar sugerencias prudentemente, cuando éstas sean solicitadas. Orientar, generando empatía al dar testimonio personal, mostrando interés genuino y un claro sentido de resiliencia.
Existe algo común en la tarea de los padres y de las madres de familia, docentes, tutores, amigos, médicos, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, educadores sociales, directores espirituales, sacerdotes, coach, mentores: todos acompañan personas.
Educar a través del arte es, sin duda, una gran coyuntura que atrae al ser humano. Generar espacios de creatividad y de momentos colaborativos para dar rienda suelta a la sensibilidad.
Educar implica el desarrollar las facultades intelectuales, morales y afectivas de una persona de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenece.
Proporcionar conocimientos o habilidades a una persona para darle una determinada formación.
La educación integral, supone un compromiso mayor, en virtud de ser una formación holística, es decir, total. Se atienden todas las dimensiones del ser humano: la intelectual, la física, la social, la académica, la cultural y la artística.
Se concibe al acompañamiento pedagógico como un caminar al lado de y caminar juntos durante un trecho, ofreciendo retroalimentación, soporte técnico y promoción de la reflexión continua para la mejora permanente.
En este caminar juntos, acompañantes pedagógicos y docentes acompañados, se enriquecen mutuamente y contribuyen desde su práctica, a mejorar los procesos y resultados de aprendizaje, en el marco de una interacción de respeto, confianza, de capacidad de ser atendidos y disposición para enriquecerse con las aportaciones ajenas y el mutuo aprendizaje.
El acompañamiento hoy en día es de vital importancia, sobre todo, ante las situaciones de riesgo psicosocial en que vive la juventud. Es urgente una reflexión en torno a la forma en que el acompañamiento se aplicó en los inicios de la escuela y cómo se realiza en la actualidad para que no pierda su objetivo.
El acompañamiento articula las diversas acciones institucionales, mediante estrategias humanas, académicas y económicas, para favorecer la permanencia y el bienestar de los estudiantes en su proceso formativo.
El acompañamiento psicológico estudiantil es un área en la que se busca brindar una guía al estudiante que lo solicite y manifieste su voluntad de recibir apoyo; analizando su situación personal para luego promover la responsabilidad individual en las decisiones que debe tomar. El objetivo es velar por el estudiante, atendiendo su vida afectiva-social y académica en un contexto de ética profesional y confidencialidad, basado en el respeto a las características individuales y la protección de los derechos.
El acompañar en materia psicológica implica realizar actividades de prevención, detección, abordaje y seguimiento breve de las problemáticas de la conducta humana que enfrenta el estudiante, acorde a su nivel de madurez emocional, sus fortalezas y limitaciones. Es un espacio de atención primaria que permite intervenir de manera inmediata y directa.
El acompañamiento aplica en diferentes modalidades de intervención (acorde a las problemáticas y demandas de cada estudiante), recomendando técnicas mitigantes; siempre considerando que no se realiza terapia como se puede encontrar en los servicios de salud federales o estatales; o por profesionistas particulares. El arte de acompañar es un espacio privado, inspirador, terapéutico y de orientación psicológica.
“Sólo a través del arte podemos emerger de nosotros mismos y saber lo que otros ven”, señaló Marcel Proust.
El arte finalmente, es una forma de hacer bien las cosas. El arte en su concepción teórica, es la creación de obras estéticas que expresan sentimientos en formas bellas a través de la materia, la imagen o el sonido. Es decir, por medio de la plástica, el lenguaje, el sonido, la expresión corporal y de la intervención interdisciplinar. Prácticamente equiparable a ejecutar un acompañamiento para otro ejecutante o solista. En la vida real es así, pareciera que podemos acompañar a alguien en la interpretación de su propio afán.
“El arte es una garantía de cordura”: Dra. Edith Brito