JJROSALES

Egoístas y congruentes, amén.

Por | Desireé Gutiérrez

Qué tan incomprensible se verá este mundo, donde los jóvenes dirigen las tendencias sociales, desde las alturas de uno de los palacios que alberga a una de las instituciones más costosas y conservadoras que existen como para pronunciar comentarios cargados de frustración y anhelo de restablecer el estatus quo más allá de dictar lecciones sobre espiritualidad. 

¿Por qué tanto escándalo?

El máximo líder terrenal de la iglesia católica y dirigente del Estado independiente más pequeño y de los más acaudalados del mundo, al Papa Francisco desde sus aposentos en el Vaticano, se le hizo sumamente fácil comentar que hoy en día los “millenials” prefieren tener perros y gatos en sustitución de “hijos”, diciendo que esta práctica la considera egoísta y recomendaba ampliamente que si no se quiere procrear que también se elija la adopción, porque la maternidad y paternidad no debería ser una responsabilidad que se deba “evitar”.

Siendo católica, de familia creyente y educada en escuelas religiosas he de admitir que son en gran parte este tipo de cosas y comentarios, las que me “descarrilaron” y aún reafirman mi devoción al libre albedrío en este camino que impone la famosa y por lo visto, desesperada institución de la iglesia católica. Porque tengamos claro que no es una cuestión de fe, no estamos maldiciendo a Jesucristro, mentándosela a ningún santo, o cuestionando la existencia de Dios mismo al tener “perr-hijos”, un término que se ha popularizado y tiene una reflexión muy aparte del por qué las redes sociales y específicamente las generaciones donde ya no hay tantos adeptos dando diezmo reaccionaron ante lo que el pontífice dijo.

En un mundo pandémico, con crisis ambientales, falta de empleos y sueldos rentables, con ideologías y tecnologías sumamente avanzadas y lejanas del medioevo, con una variedad de estilos, formas y objetivos de vida, para cualquiera que haya nacido después de 1980 lo que dijo el Papa es algo muy desapegado de la realidad a la que las y los jóvenes nos hemos tenido que ir adaptando. La imposición de “tener hijos” por simple “decencia humana” no suena coherente para ninguno de los sexos ni “géneros” existentes porque después de tanta información, libertad de pensamiento y varias sesiones de terapia generacional sobre salud mental, hemos entendido que debería ser un deseo profundo y una convicción genuina el traer más humanos a un mundo que pareciera no quedarle muchos años.

¿Nos van a culpar por llegar a disminuir la densidad poblacional?

Si incluso eso fuera posible, en cualquier otra época ese fenómeno ya lo habrían ocasionado en algún momento las pandemias e innumerables guerras. ¿Por qué de repente le preocupa a la iglesia lo que pasa o no pasa con los niños y niñas de este planeta? Si hablamos desde la congruencia, esta institución estaría priorizando la investigación de todos y cada uno de sus miembros y garantizar una institución libre de pederastas y abusadores en sus filas… Si fueran seres iluminados por la congruencia y les preocupara verdaderamente que los y las infantes abandonados encontraran un hogar, permitirían que quienes fueran las parejas que quisieran (incluyendo las homoparentales) formar una familia lo hicieran mediante la adopción… pero no, porque en las leyes divinas hay letras chiquitas que solo ellos interpretan e indican.

¿Por qué nos señalan de inhumanos al querer “evitar” la responsabilidad de ser madres y padres biológicos o adoptivos, cuando son los sacerdotes, obispos, cardenales y monjas quienes voluntariamente decidieron evadir esa misma responsabilidad bajo la justificación de que “consagrarían su vida al servicio del Reino de Dios”?

¿No hay más excusas válidas en la Biblia?

Más allá de filosofar y ver aceptable o no al individualismo, si una pareja millenial considera que no tiene la solvencia económica para reproducirse y deciden “consagrarse” a ser felices con lo mucho o poco que tienen ¿Se les considerará estar pecando? Hay mucha gente que todavía anhela y tiene como meta el formar una familia, eso siempre ha sido válido y ahora se ve como un esfuerzo honroso. Pero hoy en día hay quienes prefieren ser realistas y reconocer que no están hechos o listos para eso, que no confían en el mundo que estamos dejando y esa también debería ser una decisión legítima.

Las nuevas generaciones ya están en sintonía, y perdónenme, pero que un señor soltero que lidera patriarcalmente a un grupo gigantesco de personas sin hijos biológicos ni adoptivos que aparte vive en un lugar repleto de oro decida llamarme egoísta por no querer ser madre, denota lo empañados que están los espejos en el Vaticano.

Durante muchos años la iglesia fue quien dictó el deber ser y hacer, y se acostumbraron tanto a ello que todavía creen que se hará lo que ellos digan, sin muchas opciones para actualizarse ni acoplarse a las generaciones actuales ni futuras, esta institución que moldeó a la perfección la vida de nuestros padres y abuelas saben que, si no vuelven a ser relevantes, no les quedará mucho para que durante las misas, sean precisamente solo sus mascotas quienes les hagan compañía durante la eucaristía.

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