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Cristina Portillo: La felicidad debe ser el sello que marque todos nuestros actos y todas nuestras intenciones

Morelia, Michoacán, México, 13 de junio de 2018, @cristinapmorena.- Las campañas políticas en este y en otros procesos electorales, tocan las fibras más sensibles de los ciudadanos con un tratamiento agresivo de algunos problemas como la inseguridad, el abandono, la marginación y la vulnerabilidad. Pero no sólo esa es nuestra castrante realidad actual: La felicidad debe valorarse y ser el sello que marque todos nuestros actos y todas nuestras intenciones, sostuvo convencida, Cristina Portillo Ayala.

Mujer, madre de dos hijos y al mismo tiempo hermana e hija, Cristina Portillo Ayala consideró que frente a la brutalidad de nuestra condición actual de inseguridad, pobreza y abandono, debe enfrentarse esta circunstancia de vida con una actitud distinta y propositiva. Pero no en la soledad del ciudadano confinado. ¡No! Debe existir solidaridad entre nosotros. Y por eso, desde el Congreso de Michoacán, dijo que hará todo lo necesario por contribuir a crear esas condiciones distintas que son necesarias para poder salir nuevamente a la calle, tomar un transporte colectivo digno y respetuoso del medio ambiente y convivir amistosamente con nuestros vecinos, como lo hacíamos antes y sin ese temor a hablar de más o con el riesgo de ser vulnerado.

Cristina Portillo Ayala, la candidata a diputada local por el distrito once de la Coalición Juntos Haremos Historia por los partidos Morena y PT, ha recorrido a pie colonias, barrios, escuelas, comercios, tianguis, jardines, banquetas y más en el noreste de Morelia, y ha podido encontrarse con ciudadanos hartos de la situación en la que viven, pero decididos a salir adelante.

Una mujer de edad madura dijo vivir encerrada y sola. “Es una soledad que me lastima el alma”, dijo afligida a una Cristina Portillo que se cortó emocionalmente por un instante. Sin palabras de por medio para interrumpirla, escuchó atentamente la rutina de esta mujer que alguna vez fue maestra en una primaria pero que hoy está confinada a su propio rincón en casa.

Dos jovencitas tomaron de la mano a Cristina y confiaron su temor permanente porque viven en una de las colonias más inseguras de Morelia, ubicada en los límites con el municipio de Tarímbaro. Su único medio de comunicación es la combi del transporte colectivo que usan todas las noches y que llega hasta la base casi vacía. Una en la escuela secundaria y otra como dependiente de un local comercial en la Central de Abastos, ambas jovencitas viven el temor y la zozobra permanentemente por usar este transporte. Y al llegar a casa se quedan encerradas hasta el día siguiente.

Un mecánico de la periferia se dijo harto de pandilleros, drogadictos y elementos sospechosos que hacen rondines de vigilancia. Y ya no habló más.

Una mujer embarazada abrazó a Cristina afuera de un local donde venden paletas y aguas frescas y lloró inconsolablemente. Hace seis meses su marido se fue a Tijuana con la pretensión de pasar al otro lado. Ya después regresaría por ella. Cuando Pedro se fue, ella no sabía que estaba embarazada. Ahora Jacinta no sabe cuándo regresará él. Ni tampoco como encontrará ser padre de un pequeño hijo.

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