Por: Juan José Rosales Gallegos
Morelia, Michoacán a 24 de abril de 2017.- Los últimos días algunos diputados han expresado enorme preocupación por supuestas violaciones a derechos humanos cometidas por las autoridades estatales y municipales. Sin duda alguna, es obligación de un representante popular velar por la aplicación práctica de los preceptos constitucionales y la prevalencia de los derechos fundamentales.
Respetable, hasta plausible la cruzada iniciada por los diputados del tricolor para denunciar la violación a los derechos humanos de decenas de jóvenes en Morelia. Reitero, cumplen con su obligación como representantes populares. Lamentablemente, también demuestran que para ellos hay ciudadanos de primera y de segunda; situaciones que puede capitalizar políticamente y otras que no conviene tocarlas para no manchar su imagen.
¿Sabrán los legisladores quien es Pedro Cruz Morales? Me daré a la tarea de preguntar a cada uno de los integrantes de esta fracción parlamentaria, en su escala de “ciudadanía”, qué lugar ocupa Cruz Morales. Para empezar, era un ciudadano mexicano en pleno uso de sus derechos; un servidor público que murió en el cumplimiento de su deber. El oficial Pedro Cruz Morales fue herido durante el operativo de Arantepacua, lo que al final le costó la vida.
No veo en redes sociales “consternación”, “preocupación”, “condena”, por esta muerte. Encuentro silencio, un silencio que insulta la memoria de un elemento de la Policía Michoacán cobardemente asesinado.
Nuestros policías son tratados como ciudadanos de segunda, a priori siempre son culpables, represores, “enemigos del pueblo”, cuando realmente están cumpliendo con una función que pretende recuperar las condiciones de seguridad que merecemos.