Los responsables del vandalismo en Nahuatzen
Por: Juan José Rosales Gallegos
Morelia, Michoacán a 21 de febrero de 2017.- ¡Cuántos abusos y delitos se han cometido en aras de la lucha por los derechos de los indígenas! Parece que invocar la causa de los pueblos originarios es un pasaporte a la impunidad. Algunos líderes de comunidades gritan a los cuatro vientos que defienden, lo que llaman sus derechos, y nunca demuestran que cumplen con sus obligaciones. Todos los ciudadanos mexicanos tenemos los mismos derechos (ser indígena no significa tener más o menos), y debemos cumplir con iguales obligaciones. Eso es un trato igualitario.
La política del chantaje, encubierta con la clásica frases, “nos reunimos, se les pidió opinión y fue la comunidad que decidió”. Decir “comunidad” es decir todo y nada, es la mejor forma de eludir toda responsabilidad cuando se comete un delito.
Antonio Arreola, Manuel Torres, Gerardo Talavera y una mujer de nombre Ana María, fueron los instigadores que encabezaron una turba de secuestró y quemó dos camionetas repartidoras de empresas privadas en el municipio de Nahuatzen. La razón, según sus propias palabras, “si no vienen con la intención de traer ambulancia o el camión recolector de basura, y la lista de personas que ya, instantáneamente, mañana o pasado (lo instantáneo y el espacio-tiempo para el malhechor es una esquizofrénica confusión) empiecen a trabajar en la clínica, van a seguir quemando carros”.
La virilidad de asumir la responsabilidad no existe cuando la mejor mascara es el colectivo: “No se vale que orillen a la comunidad a hacer este tipo de acciones”. Yo no fui, fue teté…
Al entablar comunicación con autoridades estatales, llegaron hasta la burla, “tenemos 40 camiones; bueno son 38, 2 ya no están”.