JJROSALES

Ópticas Constructivas; El final de la pandemia.

Por: Dr. Rogelio Díaz Ortiz

“Quien tiene algo porque o por quien vivir es capaz de soportar cualquier
como” Viktor Frankl

Hace unos días el gobierno federal anunció el fin de la pandemia
causada por el COVID 19, guardando en el cajón del olvido todo
cuanto aconteció durante los últimos dos años.

Han quedado muchas preguntas sin respuestas, información
sesgada y números que no “cuadran”.

Para nadie es un secreto que en México se reconocieron, por las
autoridades sanitarias, quinientas mil personas fallecidas, así como
millones de infectados, lo que ubica a nuestro país en el cuarto lugar
en todo el mundo con mayor mortalidad.

Muy cuestionada ha sido y será el manejo que se dio a todo el proceso
ya que de manera reiterada se mintió, deformo y negó la información,
además de las constantes contradicciones respecto a la utilidad del
uso del cubrebocas o la aplicación de vacunas a varios sectores de la
población.

Se tuvo que recurrir al amparo judicial para que niños y jóvenes
pudieran ser vacunados ante la negativa del gobierno de hacerlo. No
en vano el Secretario de Salud declaro que de ninguna manera
aplicaría la vacuna a sus nietos.

Hoy se ha dejado de lado protocolos y se aplica una “cuarta dosis” de
vacunas sin que importe marca ni antecedentes, prácticamente a
población abierta sin que la edad sea una limitante, como lo fue en el
pasado.

En buenas intenciones quedo la creación de “nuestra” propia vacuna,
muy controvertido el que se haya aplicado millones de dosis de
marcas, como Cansino y Moderna, que al no ser reconocidas ni
aprobadas de manera internacional impide el ingreso de quienes las
recibieron a países como Estados Unidos, Canadá e Inglaterra.

Las repercusiones han sido muchas en materia económica, de salud,
educación y seguridad sin que existan datos confiables de la crisis ni
mucho menos de un plan estratégico integral para su solución.

La economía se colapso al tener que elegir entre mantenerse en casa
o participar en tareas de empleo, comercio, producción agrícola,
ganadera o pecuaria.

No fueron pocos los negocios que desaparecieron al no recibir apoyos
fiscales ni la atención del gobierno.

La inflación ha venido subiendo de manera constante y de no ser por
las divisas, que, en millones de dólares, llegan a nuestro país
provenientes de los Estados Unidos el daño sería mayor.
El precio de la canasta básica, gasolina, gas para uso doméstico y
energía eléctrica esta más alto que nunca.

En materia de salud durante los dos últimos años el tema se centro en
el COVID olvidando a quienes padecen enfermedades crónicas y
degenerativas, cáncer y todo tipo de urgencias quirúrgicas, no en vano
colapso por su ineficiencia el INSABI.

Los daños sufridos a la salud mental aún no se cuantifican ni terminan
de estudiar, pero esta claro que todos sufrimos de algún grado de
ansiedad y depresión, además de otros trastornos de la conducta,
ira acumulada y duelos de todo tipo, sin que estos sean liberados o
atendidos.

Por lo que se refiere a las repercusiones en la educación, se tuvo que
improvisar el uso de las plataformas digitales e incluso la señal de
televisión para intentar trasmitir contenidos sin pedagogía, cobertura ni
control.

La falta de internet, teléfonos “inteligentes, Tablet, computadoras e
incluso televisiones hizo que los resultados fueran más motivo de
declaraciones que de hechos positivos.

Se paso al modelo virtual y luego al hibrido con efectos poco
satisfactorios expresados en cifras muy altas de deserción escolar y
por supuesto de mala eficiencia terminal.

La falta de diseñadores instruccionales se hizo manifiesta, la pobreza
en contenidos de muchas de las plataformas educativas ha sido
evidente, la “peligrosa” desatención a estudiantes de los últimos años
en licenciaturas del área de la salud ha sido minimizada, así como sus
consecuencias.

A las afectaciones en salud, economía y educación se ha sumado
como parte de este “círculo perverso” violencia incontrolada,
feminicidios, asaltos y asesinatos en cifras nunca vistas.
Podríamos seguir enumerando los males y consecuencias, continuar
buscando “culpables” y exigiendo resultados.

Sin embargo, lo mejor será ubicar todos estas “amargas” experiencias
como aprendizaje que nos permita enfrentar nuevamente al COVID o
a cualquier otra amenaza sanitaria con éxito.

Para prepararnos como sociedad, más allá de siglas, colores y
caudillos en un contundente ejercicio de unidad en la diversidad que
todo lo puede, con, sin y a pesar de las autoridades.
No en vano los visionarios afirman que… momentos de crisis lo son
de oportunidades.

Estoy convencido que no existe crisis que “soporte” dosis altas de
creatividad, inteligencia, trabajo, pasión, imaginación motivación e
innovación.
¡¡¡¡El tiempo no dirá si aprendimos la lección!!!!

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