Por: Juan José Rosales Gallegos
Morelia, Michoacán, 30 de junio 2021.- El escenario postelectoral se sigue complicando. No solamente es la disputa jurídica de varias elecciones, que esperan en la incertidumbre, o la «denuncia pública» que hace el gobernador de la intervención del crímen organizado para inclinar la balanza a favor de Morena. Ahora, aparece una lucha intestina en el partido de los vencedores, que puede concluir en una división irreversible que debilite los cimientos de la mismísima Cuarta Transformación.
El 29 de junio, desde la Ciudad de México, Raúl Morón informó al pueblo de Michoacán que, el pasado 30 de mayo interpuso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) una denuncia por la supuesta vulneración de sus garantías, al ser restringido su derecho como candidato a la gubernatura del estado, en el marco del proceso electoral 2020 – 2021. La motivación de tal determinación fue, según el profe, «honrar su palabra».
Morón estuvo a la Ciudad de México para comparecer ante los llamados medios nacionales, por la misma razón que Silvano Aureoles se plantó, ese mismo día, frente a las puertas de Palacio Nacional: obtener la mayor atención posible; transformar un tema doméstico en objeto de interés para la agenda política del país. Poco eco tuvo lo dicho por Morón, que no pasa de ser un activo de la política local, ahora en declive.
El exdirigente de la CNTE, mutado en paladín de la democracia, argumentó que su interés, «es que una instancia internacional pueda ver qué pasó en México, en particular el caso de Michoacán, para que den su opinión y juzguen». Lo que las instancias internacionales «deben juzgar» es lo que a él interesa, solamente. La intervención del crimen organizado durante la jornada electoral, no fue mencionado.
Uno de los reporteros preguntó a Morón: ¿Cuál es el objetivo real de continuar con esta cuestión jurídica? ¿Usted piensa participar en una nueva contienda electoral? Respondió el profe: «El objetivo de presentar este recurso ante la CIDH, es honrar y cumplir algo que dijimos íbamos a hacer en el marco del proceso electoral. No tiene porqué tener el objetivo de que yo pueda participar en otro momento porque lo puedo hacer». Aquí viene lo interesante, «la limitación que el Tribunal y el Instituto Nacional Electoral tuvo para con mí persona, es nada más para está elección del 2021».
O sea, si una futura resolución de la CIDH obliga a restituirle sus derechos truncados anteriormente, Raúl Morón estaría disponible y candidateable, por si acaso se ofrece este mismo año. Así como una jugada del destino (y la evidente incapacidad de su equipo) lo dejaron fuera de la contienda, el profe espera que, como en película de bajo presupuesto, al final la fortuna le sonría y le devuelva el lugar que, según él, merece.