La conspiración de los empresarios y el Pacto de Manzanillo.
Por: Juan José Rosales Gallegos
Morelia, Michoacán 19 de noviembre de 2019.- Para nadie es desconocido la ambición de poder político de un sector del empresariado michoacano, desean el control absoluto y tomar decisiones que protejan sus intereses y hagan crecer sus haberes.
Para lograrlo han hecho de todo, desde convertirse en mecenas de candidatos y campañas, volverse cómplices y socios de algunos políticos colmilludos, y ahora nuevamente preparan el asalto a las candidaturas. En la historia contemporánea de nuestro estado tenemos tres episodios previos a esta nueva intentona: La candidatura de Eloy Vargas a la presidencia municipal de Morelia, el ascenso como alcalde interino de la capital michoacana de Manuel Nocetti y, todos los movimientos subterráneos de Paco Medina, intentando siempre “agitar las aguas” para su beneficio.
Han usado como trampolín los liderazgos de las cámaras y asociaciones empresariales. De ahí, por ejemplo, surgió la exposición pública de Constantino Ortíz, que a la fecha no ha prosperado, como lo que en su momento soñó Ricardo Rubí o la persistencia de Carlos Gálvez que no le rinde frutos.
Otro ejemplo es la Fundación Ciudadana para el Desarrollo Integral de Michoacán (FUCIDIM), una herramienta creada por el empresario Paco Medina para incidir en los procesos político-electorales del estado, además de ser un aguijón (disfrazados de “ciudadanos”) que se incrusta en los gobiernos en turno. Medina ha sido aliado de Felipe Calderón, del Virrey Castillo y su última carta fue el malogrado priista Enrique Ochoa, al que muchas veces imaginó como gobernador de Michoacán. De este grupo surgió la idea de eliminar la elección y “poner” un gobernador a modo.
Los empresarios se siguen moviendo usando como dogma la frase del “Tlacuache Garizurieta”, y pasarán lista de presente en este tiempo pre-electoral. Para lograr su cometido, un grupo selecto de “amigos” han convenido en lo que bautizaremos como el “Pacto de Manzanillo”, e impulsarán a Jesús Melgoza para que, a como dé lugar, pueda lograr una candidatura, la que sea, de preferencia la de gobernador. El que ahora despacha como Secretario de Desarrollo Económico del estado, ya dio muestras de franca rebeldía al proyecto político que lo puso en ese encargo, al ausentarse varias semanas de su responsabilidad, por motivos muy personales y de mero ocio; también privilegia en su agenda las reuniones que le permitan lograr su cometido.
Jesús Melgoza ha sabido seducir (sobornar) a varios liderazgos empresariales, y apoyado por su ascendente político Eloy Vargas, comienzan a cerrar la pinza para “presionar” y apoderarse de algún espacio, presumiendo identidad con la llamada “sociedad civil”. Este mismo escenario lo pretenden replicar en varios municipios en los cuales, sin importar la forma o el partido político que los respalde, quieren candidaturas para intentar ascender al poder.
Melgoza y Vargas ya presumen que cuentan con el aval de la presidencia morenista, y que en el despacho del propio presidente López Obradror ven con muy buenos ojos que, un grupo de ciudadanos “emprendedores” se presenten como una opción en las boletas. Ya no les sirve de mucho formar parte del proyecto de Aureoles.